NI UNA MENOS
El 3 de junio de 2015 marcó un hito en la agenda de los feminismos en Argentina. Miles de personas se congregaron en todos los puntos del país apropiándose de una consigna que se convirtió en grito colectivo y organización: ni una menos. La movilización visibilizó un reclamo que ya llevaba tiempo contra las violencias por razones de género y, particularmente, la alta tasa de femicidios. La masividad de la convocatoria y la colectivización de las demandas le dieron dimensiones históricas, convirtiendo la consigna en movimiento. El impacto fue inmediato y tuvo consecuencias en múltiples planos de la sociedad. Instaló la discusión en los medios de comunicación, en las organizaciones, en las universidades, en los sindicatos, en las casas, interpeló a las generaciones jóvenes, impulsó la creación de registros estadísticos, multiplicó las denuncias y contagió a otros países.
La universidad no fue ajena a estas transformaciones sociales. En los últimos años se avanzó en la institucionalización de espacios que construyen e implementan políticas en pos de la prevención y erradicación de las violencias por razones de género. Nuestra facultad, particularmente, está comprometida hace largo tiempo con esta problemática. Esto permitió avanzar en acciones y políticas que abonan a la transversalización de la perspectiva de género, a partir de la formación en Ley Micaela en todos los claustros, la sensibilización, la creación de dispositivos institucionales, el abordaje de las situaciones de violencia, la producción de conocimiento, entre otros.
¿Por qué seguimos marchando el 3 de junio?
A ocho años de aquel día podemos enumerar múltiples avances en derechos y una creciente institucionalización de políticas que buscan erradicar las desigualdades de género. Sin embargo, como contrapartida a esta movilización y organización permanente, en la actualidad, hay una profundización de los discursos de odio y, particularmente, de la violencia política por razones de género en un contexto de creciente resistencia por parte de quienes defienden el status quo y los privilegios patriarcales.
Asimismo, las mujeres y personas LGBTTTIQ+ todavía dedicamos gran parte de nuestro tiempo y energía a las tareas de cuidado, nuestros salarios siguen siendo más bajos que los de los varones por las mismas tareas, continúan los femicidios, transfemicidios y travesticidios, y el poder judicial sigue sosteniendo una perspectiva patriarcal que obtura el acceso a la justicia y nos revictimiza.
En su amplia historia, los feminismos aprendimos que los derechos conquistados no están asegurados para siempre. Por esto, creemos que es fundamental seguir encontrándonos para defenderlos de aquellos que intentan constantemente que retrocedamos. Nos encontramos el lunes 5, a las 15hs. en Plaza Moreno para marchar juntxs.