Superexplotación

Jaime Osorio

En los capítulos iniciales de El capital Marx señala que en su análisis asume como supuesto que las mercancías se compran y venden por su valor. Las razones de esta hipótesis obedecen a poner de manifiesto que aún pagando un salario equivalente al valor de la fuerza de trabajo la explotación capitalista es posible, porque aquella mercancía, puesta a trabajar, tiene la cualidad de generar más valor que el que ella vale.
Si la explotación en el capitalismo refiere a la apropiación por el capital del plusvalor gestado por la fuerza de trabajo en la producción, la superexplotación da cuenta de modalidades y formas de explotación en donde no se respeta el valor de la fuerza de trabajo, por lo que requerimos algunas líneas referidas a los determinantes que se deben considerar en aquel valor.

Valor de la fuerza de trabajo

El valor de la fuerza de trabajo remite al conjunto de necesidades biológicas y sociales de los trabajadores, en tiempos históricos determinados, para reproducirse. Dicho de manera directa, las necesidades de un trabajador a inicios del siglo XX son distintas a las de un trabajador de fines de ese siglo, porque para ese tiempo ya tenemos que radios y refrigeradores se han convertido en bienes salarios, es decir en productos que han pasado a formar parte de las necesidades de la clase de los productores asalariados, y no son sólo bienes de consumo suntuario, como lo podría ser la compra de un boleto para dar unas vueltas en un cohete por el espacio.
La dimensión histórica del valor de la fuerza de trabajo es por tanto muy relevante. Pero también la dimensión social. Los humanos vivimos en sociedad y si socialmente ver televisión, (deportes, noticias o telenovelas) se constituye en una necesidad social, habrá que considerar el valor de un televisor estándar en el valor de la fuerza de trabajo. Los mismo ocurre con la alimentación. Un obrero come hoy productos elaborados, a diferencia de un caballo que en cualquier época comerá su porción de alfalfa.
En el monto del salario se supone que este debe cubrir las necesidades de los futuros brazos que se presentarán al mercado de trabajo, por lo que aquel debe cubrir las necesidades de una familia obrera media, con un número de hijos determinado, y hasta una edad en que estos han cubierto una educación básica y han madurado como sujetos con capacidades físicas y emocionales para tomar decisiones y trabajar.

Valor total y valor diario de la fuerza de trabajo

En el valor de la fuerza de trabajo tenemos también un valor total, que contempla los años de vida de un sujeto en un tiempo histórico específico, y un valor diario, necesario para reponer el desgaste diario y que permita que se pueda vivir en condiciones adecuadas tantos años de vida, donde la esperanza de vida en determinado tiempo puede operar como criterio.
Dicho en otras palabras, cuando se considera el monto de un salario, el criterio para evaluarlo no es si con ese monto alguien vive, sino si cubre las necesidades biológicas y sociales diarias para una existencia de tantos años de vida.
Ahora podemos regresar a la categoría de superexplotación. Ella pone de manifiesto las formas de explotación donde no se respeta el valor de la fuerza de trabajo, es decir que los asalariados no perciben salarios y prestaciones que permitan la reproducción normal de la fuerza de trabajo. En otras palabras, que los trabajadores y sus hijos se reproducen con deficiencias alimenticias, de vestuario, de vivienda, de descanso y de salud y medicinas, por lo que sufrirán dolencias por excesos de horas o de cargas de trabajo, y que enfermarán y fallecerán tempranamente, considerando los criterios de esperanza de vida en un tiempo determinado.
Las formas principales de como opera la superexplotación refieren a tres modalidades: pago directo de salarios por debajo del valor de la fuerza de trabajo; prolongación de la jornada de trabajo y jornadas de trabajo con una intensificación del trabajo superior a un esfuerzo y desgaste normal.
En todos los casos el denominador común es lograr que el tiempo de trabajo excedente, allí donde se genera plusvalor, se incremente, apropiándose el capital de parte del valor del tiempo de trabajo necesario, aquel en donde el trabajador produce un valor equivalente al valor de su fuerza de trabajo. Esto generalmente va asociado a la apropiación de años de vida o de enfermedades, dolencias o muerte prematura de los superexplotados.

Las formas de superexplotación

  1. Pago de salarios por debajo del valor de la fuera de trabajo. Este proceso acontece en el mercado, allí cuando comprador y vendedor de fuerza de trabajo establecen el acuerdo sobre el monto del salario (diario, semanal o mensual). Allí ocurre que el comprador puede ofrecer un salario superexplotador. Y ante la necesidad de contar con algún ingreso el trabajador puede aceptar. Esto tiende a acontecer en economías en donde existe abundancia de mano de obra.
  2. Prolongación de la jornada de trabajo. El dueño del capital puede emplear múltiples mecanismos para que el trabajador permanezca más horas de trabajo laborando, ofreciendo pago de horas extras, hasta la simple decisión que así es el tiempo de trabajo. De esta manera el trabajador termina entregando más horas de trabajo que las que logrará reponer con descanso y alimentación, lo que redundará en acortar sus años activos en condiciones adecuadas. Es común que se pague menos a trabajadores mayores, resultado del mayor desgaste sufrido en los años previos.
  3. Intensificación del trabajo. La intensidad del trabajo implica que todo el tiempo de la jornada se convierta en tiempo de trabajo, reduciendo o eliminando todo tiempo que afecte dicha meta, como las salidas al baño, las horas de comida, el fumar en horas de trabajo, las conversaciones, etc. Generalmente la intensificación del trabajo va ligada al empleo de máquinas que marcan los tiempos, como una banda de montaje, por ejemplo. Con la intensificación del trabajo el desgaste de los trabajadores crece. En muchos casos el salario acordado puede nominalmente cubrir el valor de la fuerza de trabajo, pero con un desgaste normal. Al intensificarse la jornada el desgaste sufrido ya no podrá resarcirse con el salario y con las horas de descanso otorgadas. De esta forma los trabajadores tenderán a perder años de vida futuros apropiados por el capital en el día a día actual.

¿Por qué es posible y relevante la superexplotación en el capitalismo dependiente?

Las economías dependientes tienden a sufrir pérdidas de valor en el comercio internacional, el que termina apropiado por capitales de las economías desenvueltas e imperialistas. Ello es posible por las diferencias tecnológicas entre economías y toma la forma de un intercambio desigual que opera entre lo que se vende (donde se entrega más valor) y lo que se compra (donde se recibe menos valor) en el mercado mundial.
La superexplotación le sirve a los capitales locales de las economías dependientes para resarcir esas pérdidas de valor, descargando en la población trabajadora el costo de esa compensación.
La superexplotación es posible porque en la reproducción del capital en las economías dependientes se tiende a privilegiar tipos de producción que van dirigidas a los mercados exteriores, sean materias primas (como cobre, hierro, carbón, petróleo, litio, etc.) o alimentos (trigo, maíz, soja, plátanos, café, azúcar, etc.).
Al estar volcadas al exterior las producciones principales, esto permite al capital local en las economías dependientes no estar preocupados por lo que ganan los trabajadores locales, ya que sus salarios son irrelevantes para constituirse en mercados para demandar lo que se produce. La demanda principal para los bienes producidos, como materias primas y alimentos, se encuentran en los capitales y en los asalariados de las economías exteriores, desenvueltas, de Europa, Asia y Estados Unidos, cuyos ingresos y salarios sí permiten adquirirlos.
Además de lo señalado, la superexplotación se hace posible porque en las economías dependientes, por la poca diversidad de la estructura productiva, hay pocos empleos respecto a los brazos existentes, es decir tiende a quedar sobrante una enorme masa de trabajadores, por lo que el capital se puede dar el lujo de pagar poco, al fin que siempre encontrarán brazos disponibles para laborar aunque sea por muy bajos salarios o salarios de hambre.
De esta forma los propietarios del capital ganan y ganan mucho, pero todo el esfuerzo productivo de los trabajadores no se expresa en riqueza y bienestar para las naciones y menos para los hogares de los asalariados. Se da así la paradoja que trabajando mucho en nuestras sociedades, estas siguen siendo mayoritariamente pobres, con pequeños islotes de millonarios y multimillonarios. Una enorme desigualdad social es inherente a sociedades asentadas en la superexplotación.

Bibliografía

  • Marini, Ruy Mauro (1973), Dialéctica de la dependencia. Serie Popular Era, México
  • Osorio, Jaime (2016), "Fundamento de la superexplotación". En: Teoría Marxista de la dependencia. Historia, debates, fundamentos y contribuciones, Itaca/UAM-X, México.