Césaire, Aimé

Carlos Aguirre Aguirre

No resulta exagerado advertir que el trabajo de Aimé Césaire (1913-2008) en la teoría literaria, la poesía caribeña, el pensamiento anticolonial del siglo XX y el marxismo negro organiza un punto de inflexión crítico que implica reformulaciones, conexiones y revisiones de las prácticas culturales y anticoloniales del Caribe. Asimismo, las resonancias de su obra en la filosofía latinoamericana, la historia de las ideas, la crítica poscolonial y el giro decolonial no se dan sin exhibir un lugar de enunciación particular. En tanto negro, caribeño, colonizado y antillano, Césaire habla y escribe desde una situación histórica y cultural dentro del mundo moderno/colonial que involucra un sinnúmero de respuestas extensivas a toda la área geocultural del gran Caribe (anglófono, francófono, hispano, creolófono). En efecto, se puede afirmar que la obra de Césaire está guiada por la siguiente interrogante: ¿es posible que la escritura insemine un proceso de autodescubrimiento a contrapelo de la dominación colonial?
El viaje hacia la metrópolis colonial y el retorno al lugar de origen marca, en primera instancia, el germen de una poesía que exalta la existencia polifónica del negro caribeño según los hilos figurativos y estético-políticos construidos por Césaire. Nacido en Basse-Pointe, Martinica, el 26 de junio de 1913, sus primeros son acompañados por los textos de Victor Hugo, Voltaire y los relatos de su abuela, Mamá Nini. En este momento, la geografía martiniquesa, los relatos orales y la lectura de los clásicos franceses configuran referencia simbólica no solo del estilo poético y político de Césaire, sino también de su propia reflexión sobre la psique del ser caribeño. Su traslado a París en 1931 para culminar sus estudios secundarios e ingresar a la École Normal Superior, patentiza el trayecto deotur caribeño —similar como años posteriores lo hace Frantz Fanon— que se pregunta por cuál es el lugar del negro en una realidad cruzada por discursos que reafirman el ethos civilizatorio y racista del mundo occidental europeo.
La aparición en 1934 de la revista L’Étudiant Noir fundada por Césaire, León-Gontran Damas y Leopold Senghor es el despunte inicial de un espacio de reflexión autónoma, del mismo modo que el movimiento de la négritude es caldera de afirmaciones múltiples que problematizan la racialización de la poblaciones colonizadas. Frente a esto, Césaire reacciona definiéndose a sí mismo como un hombre de árbol, “y su poesía como un grito vegetal, tan vegetal como puede salir de la madera y el tam tam de los tambores” (Arancibia Rodríguez, 2008, p. 37). La négritude, como movimiento y afirmación política, inaugura una obra que no solo deja atrás la figura occidental de Hombre, sino que también funda una opacidad poética no domeñable por la razón ilustrada, con la facultad de (re)inventar la lengua y la palabra desde una relación simbiótica del cuerpo-hablante-poeta con el mundo vegetal.
En 1935 comienza la escritura del Cahier d’un retour au pays natal, poema de cuatro movimientos producto de una revelación fugaz del propio Césaire en el verano de ese mismo año durante una visita a Šibenik, Croacia. Ahí advierte la existencia de una península llamada Martinska que le recuerda a su Martinica natal. Sin embargo, no es solo una cuestión semántica lo que alimenta la génesis del Cahier…, sino, más bien, una interconexión geográfica y simbólica cuyo decurso es la poetización del periplo trágico de la existencia negra en el Caribe. La configuración paródica de una metafísica del ser caribeño y subvertida por una radiografía histórico-cultural del Triángulo Atlántico, o de lo que Paul Gilroy define como el Atlántico Negro, es una lucha contra olvido del Pasaje Medio. Esto involucra un acto en el que el Cahier… logra acompasar la fuerza poética sin llegar una síntesis resolutiva, pues habla desde una identidad en ciernes, diaspórica y maltrecha por las políticas coloniales.
Por otra parte, la marca subalterna del Cahier…, publicado fragmentariamente en 1939 en el periódico parisino Volontés, el mismo año que Césaire retorna a Martinica, arguye una distancia con las pleitesías teleológicas de la razón moderna invocando el “fin del mundo”: un llamado a planificar el letargo de una colonialidad interna y externa; del propio cuerpo, de su psique, y también de lo circundante. La figura del retour dota de significado crítico histórico a un genocidio que en la primera mitad del siglo XX se reedita en la amnesia y el olvido: “la represión de África en la cultura francesa del Caribe, la imposibilidad de retorno” (Miller, 2008, p. 329). El trayecto existencial del hablante transcurre a través de una identidad-rizomática —o de la Relación como dice posteriormente Édouard Glissant (2017)— y multifocal, que rehúye de una imagen metahistórica del ser negro que desea el retorno a África, y que, al contrario, reflexiona un devenir relacional de experiencia negra al compás de un fortalecimiento de lo excluido por la Historia colonial burguesa y la modernidad capitalista.
En su retorno a Martinica, Césaire, junto a Suzanne Césaire, René Menil y Georges Gratiant, funda la revista Tropiques que tiene su primera publicación en 1941. La relevancia de Tropiques se debe no solo a que divulga textos de sus propios/as fundadores/as, sino también porque forma a una generación posterior a Césaire en la que se encuentran Fanon y Glissant. Estos últimos, estudiantes del liceo Victor Schœlcher, participan de la campaña del autor del Cahier… de 1945 para alcalde de Fort-de-France y diputado por Martinica en la Asamblea Nacional Francesa después de afiliarse al Partido Comunista Francés (PCF). La aparición de Tropiques irradia una literatura crítica de las políticas ejecutadas durante el régimen de Vichy por el Almirante Robert. Durante la Segunda Guerra Martinica es zona de reclutamiento para el ejército francés y sufre una reconfiguración de sus distintos estamentos sociales: la administración política pasa a manos del béké.
Con la publicación en 1946 del poemario Les Armes miraculeuses Césaire conecta el surrealismo con la cultura africana a partir de un posicionamiento inflexible con la folclorización y el exotismo colonial. En tal contexto, su marxismo si bien es potenciado por la adhesión al PCF, principalmente propone una visión original de la historia de las Antillas. De esta forma, la demanda por la departamentalización de Martinica, promovida ese mismo año por Césaire, es indisociable de los nuevos pliegues estético-políticos de una obra que indaga la geopolítica de los guetos insulares.
Bajo lo anterior, los poemas de Soleil cou coupé y el texto introductorio de la reedición de Esclavage et colonisation de Schœlcher, ambos de 1948, esculpen una hermenéutica de la experiencia de los negros antillanos, africanos y afroamericanos en la que resuenan las figuras de Hegel, Marx y Toussaint Louverture. Así, la négritude, evocada antes en el Cahier…, asume el riesgo de una polisemia donde África se imagina “como patria de poblaciones dispersas en busca de la solidaridad, y a la construcción de la identidad negra como criolla y dislocada” (Parry, 2004, p. 45). Por otro lado, Corps perdu, poemario de 1949 ilustrado con obras de Picasso, elabora una poesía de denuncia y reclamo. Ya Senghor un año antes en la Anthologie de la nouvelle poésie nègre et malgache de langue française, que abre con Orphée noir de Jean-Paul Sartre, señala que la poesía cesaireana instituye un desvío del discurso colonizador con la intersección crítica entre raza y clase. Sus poemas conjugan “el sueño con la acción” sabiendo que “el ‘Blanco’ simboliza el Capital y el ‘Negro’ el trabajo” (Senghor, 2021, p. 126).
En 1950 aparece Discours sur le colonialisme, ensayo de Césaire que repercute, hasta el día de hoy, en la filosofía contemporánea, la filosofía latinoamericana y la crítica poscolonial. La objetivo de este texto es pasar revista de las complejidades y consecuencias de una civilización decadente; es decir, Europa, sirviéndose de diversas categorías —“decadencia”, “civilización”, “dialéctica”— con el horizonte de resignificarlas, parodiarlas y subvertir sus condiciones originarias de posibilidad. Discours… abre con la siguiente afirmación: “Europa es indefendible” (Césaire, 2008, p. 13). A partir de esto, el autor evalúa los procesos coloniales no solo en sus resortes históricos, sino también en sus pliegues discursivos mostrando cómo descivilizan por medio de una gangrena universal que cosifica al colonizador y al colonizado. “Me toca ahora plantear una ecuación: colonización = cosificación”, dice Césaire (2008, p. 20). Desde la paradoja de “barbarie de la civilización” (Jauregui, 2005, p. 51), el Discours… nota que el colonialismo divide y paraliza lo definido por Europa como ajeno; como alteridad controlable por el humanismo occidental. A estos efectos de un dialéctica regresiva Césaire responde con la posibilidad de una descolonización tejida desde un humanismo heterogéneo que reinventa políticamente a los oprimidos: el negro, el proletariado, el colonizado, el damné, el évolué antillano, etc.
El vínculo de Césaire con el marxismo tiene un nuevo pliegue con el poema Le verbe marroner. Réponse à Depestre, poete haïtien (éléments d'un art poétique) en la revista Présence Africaine. Bajo el signo de una crítica al realismo socialista, Césaire formula una respuesta a la adhesión de René Depestre de la propuesta estética de Aragon revindicando la libertad orgánica y simbólica del cimarroneo antiesclavista. En 1956, la pieza teatral Et les chiens se taisaient, la participación con la presentación Culture et colonisation en el “Primer Congreso Internacional de escritores y artistas negros” de París, y la publicación de Lettre à Maurice Thorez, dan cuenta de su ruptura oficial d con el PCF. Mientras Et les chiens… retoma la figura de Toussaint en una tragedia de órdenes nietzscheanos, Culture et colonisation desmenuza la dimensión política revolucionaria de la poblaciones colonizadas, elementos que logran sintetizarse en la carta a Thorez, secretario general del PCF. Esta última, resume las distancias de Césaire con el marxismo soviético, el paraguas teleológico del arte comunista y las posiciones del PCF sobre las luchas de liberación africana.
En 1957 Césaire anuncia el congreso constitutivo del Partido Progresista de Martinica (PPM), y en 1958 gana nuevamente las elecciones para la alcaldía de Fort-de-France y renueva su cargo como consejero general. El PPM, definido como auténticamente socialista y anticolonialista, toma la demanda de la autonomía martiniquesa. En un periodo que va desde 1958 hasta 1960 Césaire se vuelca de lleno a escribir para Le Progressiste, semanario del PPM. Este periodo finaliza con Ferrements, escritos y poemas de décadas anteriores, y el estudio histórico-biográfico Toussaint Louverture, La révolution Française et le problème colonial. En este trabajo, Toussaint aparece como ejemplo del compromiso leninista con la acción (Césaire, 1967, p. 253), el cual, leído en clave soreliana, le brinda un valor ético a la historia reescrita por Césaire con el fin de salvaguardar la utopía revolucionaria en las Antillas.
La muerte de Fanon fines de 1961 impacta a Césaire y al año siguiente en Presence Africaine escribe Hommage à Frantz Fanon. En 1962 aparece también Cadastre, poemas descartados de Corps perdu, y en 1963 La Tragédie du roi Christophe, segunda obra teatral. La Tragédie… propone una visión cosmopolita y transcultural del Caribe insular, y se empeña por idear, “desde un punto de vista interno-colonial y caribeño, (…) la manera de salir de la dialéctica dueño-esclavo” (Viala, 2016, p. 299). Esta dialéctica interna marca un itinerario que revisa la historia del Caribe y África cuyas reminiscencias se articulan también en Une Saison au Congo de 1966, pieza de teatro que tiene como protagonista a Patrice Lumumba.
El corolario de una escritura calibanesca, escritura de parodias, invenciones, injertos y re-semantizaciónes contracoloniales, tiene un matiz particular en Une Tempête (d’après La Tempête de Shakespeare: Adaptation pour un théâtre nègre), drama de 1969. Une Tempête, a diferencia de los dramas anteriores, manifiesta de insoslayable referencia a la figura de Caliban, esclavo de La Tempête de William Shakespeare, para tejer un proceso de auto-inseminación cultural e inventiva, el cual es potenciado a partir del nombre que se da así mismo este personaje: X. En un diálogo de la obra, Caliban le dice a Próspero: “Llámame X. Es mejor. Como quien diría el hombre sin nombre. (…) Cada vez que me llames me recordará el hecho fundamental que me has robado todo, incluso mi identidad.” (Césaire, 1979, p. 134). En la reescritura de Césaire, X no es un nombre transparente, como lo es etimológicamente Caliban en relación a caníbal, y sobresale en referencia a Malcom X. Esto hace visible una agencia performativa que interrumpe los procesos de simbolización identitarios del discurso colonial.
Posterior a la publicación de Une Tempête, Césaire hace una extensa pausa para dedicarse a sus cargos políticos. Después del fracaso de la Convención Autonomista de Morne-Rouge, Discours de trois chemins et cinq libertés de 1973 es una de sus intervenciones públicas más relevantes de ese periodo. Es moi, laminaire… de 1982 el trabajo que corona el último momento la poesía cesaireana. Este poemario da cuerpo a un espacio simbólico que intenta tensionar los binarismos culturales modernos, ya que laminaire, como se indica el título, manifiesta un lugar poético alternativo oxigenado por el mundo vegetal y mineral de las Antillas: zona liminar, laminaria, un linde; eso que Homi Bhabha (2002) más tarde teoriza como un in-between. Césaire no calla la posibilidad de sentirse y verse laminaria, un alga marina unida a su roca y que baila al ritmo del océano en un entramado volcánico indeterminado, infinito y caribeño.
En febrero del 2001 Césaire preside su última reunión como alcalde de Fort-de-France. Ya como alcalde honorario y habiendo renunciado como diputado en la Asamblea Nacional, en el 2005 se niega a recibir en Martinica al entonces ministro del interior de Francia Nicolas Sarkozy. A este rechazo se suman Glissant y Patrick Chamoiseau con la carta abierta De loin…. El 9 de abril de 2008 Césaire es hospitalizado en Fort-de-France por problemas cardíacos. Su estado de salud empeora y muere el 17 de abril de 2008 con 94 años. Con el correr de las décadas, Césaire forma parte del extenso itinerario de autores/as anticoloniales que en los siglos XX y XXI reflexionaron los fenómenos de la racialización, la cultura antillana y la literatura caribeña, convirtiéndose en una referencia insoslayable dentro de la crítica poscolonial y de diversas variantes del marxismo latinoamericano.

Bibliografía

  • Arancibia Rodríguez, L. (2008). Aimé Césaire y su traductora Lydia Cabrea: dos formas de asumir lo antillano. Anales del Caribe, 29-37.
  • Bhabha, H. (2002). El lugar de la cultura. Buenos Aires: Manantial.
  • Césaire, A. (1939). Cahier d'un retour au pays natal. París: Volontés.
  • Césaire, A. (1950). Discours sur le colonialism. París: Editions Réclame.
  • Césaire, A. (1956). Lettre à Maurice Thorez. París: Présence Africaine.
  • Césaire, A. (1958). Et les Chiens se taisaient, tragédie: arrangement théâtral. París: Présence Africaine.
  • Césaire, A. (1960). Toussaint Louverture: La Révolution française et le problème colonial. París: Club français du livre.
  • Césaire, A. (1963). La Tragédie du roi Christophe. París: Présence Africaine.
  • Césaire, A. (1969). Une Tempête (d’après La Tempête de Shakespeare: Adaptation pour un théâtre nègre). París: Seuil.
  • Césaire, A. (1982). moi, laminaire…. París: Editions du Seuil.
  • Glissant, É. (2017). Poética de la Relación. Bernal: Universidad Nacional de Quilmes.
  • Jáuregui, C. (2005). Canibalia. Canibalismo, calibanismo, antropofagia cultural y consumo en América Latina. La Habana: Fondo Editorial Casa de las Américas.
  • Miller, C. (2008). The French Atlantic Triangle. Literature and Culture of the Slave Trade. Duke: Duke University Press.
  • Senghor, L. (2021). Antología de la nueva poesía negra y malgache en lengua francesa. Madrid: Ultramarinos.
  • Viala, F. (2016). Tragedia, filosofía y cultura para Alejo Carpentier y Aimé Césaire. Haití como paradigma histórico caribeño. Anales del Caribe, 292-303.