Kaplan, Marcos

Leonardo Granato

Nacido en Argentina y naturalizado mexicano, Marcos Teodoro Kaplan Efron (1926-2004) se doctoró en Derecho y Ciencias Sociales en la Universidad de Buenos Aires. Kaplan ejerció la docencia e investigación en la Argentina, en Chile, donde vivió entre 1966 y 1970, y en México, donde, desde 1975, residió hasta su fallecimiento (Becerra Ramírez, 2005). Como docente e investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México, el autor continuó direccionando sus estudios hacia lo que él mismo concebía como los grandes problemas nacionales e internacionales de América Latina, entre los cuales se destacó la cuestión del Estado. De hecho, entre las décadas de 1970 y 1980, tuvo lugar en la región un fructífero debate crítico sobre el Estado capitalista que contó con las contribuciones del propio Kaplan y de autores como Agustín Cueva, Norbert Lechner y René Zavaleta Mercado.

Entendiendo que es en la discusión del Estado que reside uno de principales aportes de Kaplan al marxismo latinoamericano, proponemos recuperar en este texto algunas de sus contribuciones en torno a las dimensiones teórica e histórica que constituyeron el pionero “plan de investigación” del autor sobre el fenómeno estatal en la región (Kaplan, 1968). En relación con la dimensión teórica, trataremos del enfoque histórico-estructural para el estudio del Estado defendido por Kaplan en diversos trabajos, entre los que se destaca el titulado Estado y sociedad (1978). Ya en lo relativo a la dimensión histórica de la agenda del autor, rescataremos la periodización del Estado en América Latina presente en su vasta obra, representada por trabajos como Formación del Estado nacional en América Latina (1969) y Aspectos del Estado en América Latina (1981).

Kaplan define el enfoque histórico-estructural para el abordaje del Estado como siendo totalizador, concreto y dinámico, en contraposición a un enfoque restrictivo, formalista y estático cuyo “tratamiento del Estado es objeto de reduccionismo, de vulgarización y de funcionalización” (Kaplan, 1987, p 36). En este último enfoque, caracterizado, según el autor, por el marxismo dogmático y el funcionalismo liberal, “el Estado es manifestado y presentado como simple máquina política, escenario de ambiciones que se agitan y entran en conflicto; o como aparato organizador contingente, cáscara vacía, del que sólo se describe la función técnica y las influencias que se ejercen sobre él, y cuya forma misma, disociada del contexto sociohistórico, permanece sin explicar” (Kaplan, 1987, p. 36).

Ya el enfoque histórico-estructural, defendido por Kaplan como el adecuado para el examen crítico del Estado, no parte apenas de la idea de que los fenómenos sociales son totales, sino también del entendimiento, ampliamente discutido en el seno de la tradición marxista, de que infraestructura y superestructura en el capitalismo son dos momentos igualmente condicionantes y determinantes. Cuestionando todo y cualquier economicismo, y reforzando la dialéctica existente entre ambas esferas y las especificidades de cada una de ellas en lo social, un aspecto central del pensamiento de Kaplan remite a la autonomía relativa del Estado y al papel de lo político en la dinámica histórica. En este sentido, el autor afirma que “la superestructura en general, lo político en particular, no son simples reflejo de la infraestructura (…) Lo superestructural concientiza, organiza y moviliza, ideológica y políticamente, a los grupos y, a través de ello, incide en todo lo que ocurre al nivel de las fuerzas productivas, de las relaciones sociales, de los conflictos de clases. Lo esencial del movimiento histórico se desarrolla en la superestructura y en la instancia política, que en cierto sentido convierten a la infraestructura en su objeto y en su instrumento de acción” (Kaplan, 1987, p. 58). De esta forma, el estudio del Estado pasa por investigar al Estado de una formación social en determinadas condiciones históricas.

A su vez, crítico de la perspectiva instrumentalista del Estado, Kaplan insiste en toda su obra sobre la complejidad de aquel. Para el autor, el Estado es producto y expresión de las relaciones antagónicas y contradictorias entre las principales fuerzas y estructuras de la sociedad capitalista, invalidando la idea de que pueda existir una identificación absoluta e incondicional entre el Estado y una clase o fracción de clase dominante. Pero, para Kaplan, el Estado también es productor de esa sociedad desigual. Debido a este último punto, para obtener para sí un cierto grado de legitimidad y consenso, el Estado debe, en los términos del autor, “responder siempre, en mayor o menor medida, a necesidades e intereses generales de la sociedad. Debe en parte pretender ser y en parte actuar realmente como actor autónomo, árbitro, encarnación y realización del orden, la justicia y el bien común” (Kaplan, 1987, p. 161).

Para el autor, instalado “como realidad objetiva y como institución social” (Kaplan, 1987, p. 161), el Estado capitalista opera a través de la coacción y del consenso “para asegurar del mejor modo posible la conservación y el funcionamiento de la sociedad” (Kaplan, 1987, p. 165). La ejecución de numerosas y diversas tareas demandadas por la estructura socioeconómica, así como su papel en la organización de la hegemonía con relación a la clases dominantes y dominadas refuerzan “la neutralidad en parte aparente y en parte real del Estado” (Kaplan, 1987, p. 166), así como la independencia del aparato burocrático que lo encarna, ambos aspectos ceñidos a la tendencia a la autonomía relativa del Estado tan debatida en la tradición marxista.

Pero el análisis del Estado bajo el enfoque histórico-estructural propuesto por Kaplan debe considerar, también, los dinamismos externos o internacionales, puesto que, en palabras del autor, “los factores internos y los externos se entrelazan o interactúan en la emergencia, la organización y la continuidad del Estado. Las relaciones internacionales deben así ser concebidas por una parte como expresión y proyección de las relaciones sociales y de la estructura global del Estado en cuestión. (…) A su vez, la dinámica de las relaciones internacionales reactúa sobre las fuerzas y las estructuras internas. (…) El peso relativo de ambas dimensiones, la interna y la internacional, varía de acuerdo con el grado de independencia o de dependencia del país de que se trate” (Kaplan, 1987, p. 219). En el caso del Estado periférico y dependiente en particular, como el latinoamericano, al asumir y ejercer “una función de mediación y arbitraje entre los grupos internos y externos, entre la sociedad nacional y las metrópolis, entre la autonomía y la dependencia” (Kaplan, 1981, p. 102), este aspecto de lo internacional cobra especial gravitación en el raciocinio del autor.

Así como a la discusión teórico-analítica del enfoque histórico-estructural, Kaplan también dedicó una parte importante de su obra a la cuestión de la periodización de la trayectoria de la institución estatal en América Latina, cristalizando, tal asunto, la dimensión histórica de la agenda de investigación del autor. Kaplan inicia su recorrido por las diversas etapas por las que ha atravesado la evolución del Estado latinoamericano con la “infancia del Leviatán criollo”, defendiendo la existencia de funciones estatales esenciales como institucionalización y legalidad, coacción social, educación y propaganda, organización colectiva y política económica, y relaciones internacionales (Kaplan, 1976). Es en el ejercicio de tales funciones que se configuran, para el autor, las formas históricamente asumidas por el Estado, y que recuperamos sumariamente en los párrafos siguientes.

Posteriormente a la descomposición de los Estados coloniales, la mencionada etapa de infancia remite, para el autor, a los procesos de independencia y de organización republicana del nuevo Estado nacional “oligárquico”, en medio de la hegemonía de la clase terrateniente conservadora y liberal, y de un modelo de desarrollo e inserción en la economía mundial (ya en su fase imperialista) de tipo primario exportador y dependiente. El triunfo del radicalismo en Argentina, el declive de la Primera República en Brasil y la Revolución Mexicana fueron expresión, para Kaplan (1976), de la crisis de un orden interno discriminatorio y excluyente, y de los impactos regresivos de la dependencia externa (que alcanzaron su máxima expresión con la crisis mundial de 1930), que dieron origen a un proceso, en parte reformista, democrático y populista, de reconfiguración modernizadora del Estado.

A partir de los años de 1930, el Estado latinoamericano fue remodelándose al calor “de la crisis y transformación de la producción primario exportadora y de la sociedad agraria, la hiperurbanización, la industrialización substitutiva de importaciones, las modificaciones de las clases” (Kaplan, 1981, p. 80), tornándose cada vez más interventor en la economía, y buscando márgenes de autonomía en un mundo bipolar. El nuevo Estado nacional democrático y desarrollista, que expresaba la ascensión de la burguesía industrial y comercial (y la transformación adaptativa de la dominación oligárquica), se convirtió así en empresario y organizador de la producción, y en proveedor de servicios públicos esenciales, garantizando las condiciones generales de existencia y reproducción, en los términos de Kaplan (1981, p. 80), del “neocapitalismo tardío, a la vez subdesarrollado y dependiente”.

Pero, como recuerda Kaplan, un neocapitalismo tardío, subdesarrollado y dependiente como el latinoamericano, que no surgió ni operó “para satisfacer las exigencias mayoritarias de participación y mejoramiento de las clases medias y populares” (Kaplan, 1981, p. 86), exigió un “alto grado de concentración del poder y la imposición de un orden autoritario extremo para el logro de la sumisión de las mayorías” (Kaplan, 1981, p. 87). El resultado sería el reemplazo, a partir de la década de 1960, del Estado nacional democrático por, en las palabras de Kaplan (1978, p. 801), “soluciones autoritarias y totalitarias que se aproximan a un modelo fascista o se confunden con él”. En medio de la “guerra fría” y del esfuerzo estadounidense de contener la expansión del socialismo, el nuevo Estado contrarrevolucionario (con su aparato bajo el comando de los militares), y en su carácter de “agente del establecimiento y la garantía de las nuevas bases y condiciones de existencia y reproducción del neocapitalismo” (Kaplan, 1981, p. 92) no escatimó en preservar los fundamentos y requerimientos del sistema (Kaplan, 1990).

Los efectos sufridos por las sociedades latinoamericanas de aquello que Kaplan (1996, p. 246) denominó “cuadrilátero diabólico” (compuesto por la crisis y descomposición económicas, la disolución social, las deformaciones y carencias culturales, y la anarquización política) marcaron una nueva etapa de la evolución del Estado en la región. Al criticar las profecías diseminadas en el mundo de posguerra fría sobre su eventual debilitamiento o extinción, Kaplan defiende que, así como en el mundo, el Estado en Latinoamérica es “requisito para el avance de la globalización” (Kaplan, 2008, p. 416). Cuestionando la narrativa neoliberal de no intervención del Estado en la arena socioeconómica, y de neutralidad del nuevo Estado democrático de derecho, el autor subraya, inclusive, que las reformas neoliberales de la década de 1990 en América Latina “se han diseñado e intentado mediante un fuerte intervencionismo estatal y prácticas autoritarias: uso de poderes presidencialistas, de regímenes de excepción, de instrumentos y mecanismos populistas, corporativistas y clientelistas, y de control y represión. El intervencionismo estatal perdura y se refuerza además por los altos costos económicos y sociales que las reformas cumplidas han conllevado” (Kaplan, 2008, p. 416). Se trata, en definitiva, una vez más, del Estado periférico y dependiente en acción, garantizando las condiciones generales de existencia y reproducción del sistema.

Esperamos, para finalizar, que el presente recorrido por los aspectos que consideramos más salientes de las dimensiones teórica e histórica de la agenda investigativa de Marcos Kaplan sobre el Estado contribuya a dimensionar el aporte, en su conjunto, de este científico social al marxismo latinoamericano.

Referencias bibliográficas

Becerra Ramírez, M. (2005). Marcos Kaplan, un científico social. Semblanza. In M. Becerra Ramírez (Coord.), Homenaje a Marcos Kaplan (1ª ed., pp. 1-9). Universidad Nacional Autónoma de México. 

Kaplan, M. (1968). Estado, dependencia externa y desarrollo en América Latina (Notas para un esquema analítico). Estudios Internacionales, 2(2), 179-213. 

Kaplan, M. (1976). Formación del Estado nacional en América Latina (2ª ed.). Amorrortu.

Kaplan, M. (1978). El Leviatán criollo: Estatismo y sociedad en la América Latina contemporánea. Revista Mexicana de Sociología, 40(3), 795-829. 

Kaplan, M. (1981). Aspectos del Estado en América Latina (1ª ed.). Universidad Nacional Autónoma de México.

Kaplan, M. (1987). Estado y sociedad (4ª ed.). Universidad Nacional Autónoma de México.

Kaplan, M. (1990). El Estado y la teoría política y constitucional en América Latina. In P. González Casanova (Coord.), El Estado en América Latina: Teoría y práctica (1ª ed., pp. 70-107). Siglo Veintiuno.

Kaplan, M. (1996). El Estado latinoamericano (1ª ed.). Universidad Nacional Autónoma de México. 

Kaplan, M. (2008). Estado y globalización (1ª reimp.). Universidad Nacional Autónoma de México. 

Trabajos  significativos del autor 

Economía y política del petróleo argentino (1939-1956) (1957)

Países en desarrollo y empresas públicas (1965)

El Estado en el desarrollo y la integración de América Latina (1969)

La ciencia política latinoamericana en la encrucijada (1969)

Formación del Estado nacional en América Latina (1969)

Aspectos políticos de la planificación en América Latina (1972)

El poder en las relaciones internacionales (1974)

Estado y sociedad (1978)

Sociedad, política y planificación en América Latina (1980)

Estado, derecho y sociedad (1981)

Aspectos del Estado en América Latina (1981)

Democratización, desarrollo nacional e integración regional de América Latina (1987)

Ciencia, sociedad y desarrollo (1987)

Aspectos sociopolíticos del narcotráfico (1989)

El Estado latinoamericano (1996)

Estado y globalización (2002)