Martínez Verdugo, Arnaldo

Luis Rodrigo Wesche Lira

Arnoldo Martínez Verdugo nació el 12 de enero de 1925 en Pericos, Mocorito, Sinaloa. Mientras estudiaba artes, en 1946 se incorporó al Partido Comunista Mexicano (PCM) y pronto ―por sugerencia del muralista David Alfaro Siqueiros― se convirtió en miembro de la comisión organizadora de las Juventudes Comunistas, al punto de volverse en 1959 integrante del Secretariado Colectivo y un año después, en la coyuntura del XIII Congreso Nacional que significó la renovación de dos terceras partes del Comité Central del partido, se convirtió en el más importante dirigente. En el XIV Congreso de 1963 fue elegido secretario general del Comité Central, donde se mantendría hasta 1981, cuando se decidió disolver el PCM y dar pie a la emergencia del Partido Socialista Unificado de México (PSUM), resultado de la fusión con otras fuerzas políticas: el Partido del Pueblo Mexicano (PPM), el Partido Socialista Revolucionario (PSR) y el Movimiento de Acción y Unidad Socialista (MAUS).

Fungió como diputado federal y Coordinador Parlamentario de la primera bancada del PCM desde 1979 hasta 1981, año en el que alcanzó la cúspide de su carrera política al ser designado candidato a la presidencia por el PSUM, cuyo acto simbólico más importante fue teñir al Zócalo de rojo ―situación no ocurrida desde la represión estudiantil de 1968― al convocar el 19 de junio de 1982 a 100 mil personas que apoyaban su candidatura, entre los que se encontraban indígenas, mineros, metalúrgicos, ferrocarrileros, maestros, obreros, campesinos, jornaleros y mujeres.

Nuevamente en 1987 participó en el acuerdo que desembocó en la unión del PSUM con otras agrupaciones de izquierda ― el Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT), el Partido Patriótico Revolucionario (PPR), la Unión de Izquierda Comunista y el Movimiento Revolucionario del Pueblo―, dando como resultado la formación del Partido Mexicano Socialista (PMS). Hacia la misma dirección caminó cuando el PMS se sumó a la candidatura presidencial de Cuauhtémoc Cárdenas en 1988 y, más adelante, cedió su registro al Partido de la Revolución Democrática (PRD). Como parte de este partido y durante la Jefatura de Gobierno de Cárdenas en la CDMX, Arnoldo Martínez Verdugo se desempeñó como delegado en Coyoacán de 1997 a 1999.

Murió el 24 de mayo de 2013 en la Ciudad de México, pero el 24 de mayo de 2022 sus restos fueron inhumados en la Rotonda de las Personas ilustres, a cargo del presidente Andrés Manuel López Obrador y la entonces Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum Pardo.

La importancia de Arnoldo Martínez Verdugo abarcó tres órbitas que mantenían una conexión estrecha: teórica, histórica y política. Sobre su compromiso intelectual es necesario mencionar la fundación y la dirección de las revistas de carácter más político: Nueva Época (1961-1970), Socialismo (1975-1976), Oposición (1970-1973) y Memoria (1983-actualidad), y participó en la creación de otras de corte más intelectual: Historia y Sociedad (1965-1970 / 1974-1981) y El Machete (1980-1981). De igual manera, entre sus principales obras se encuentran El Partido Comunista Mexicano: Trayectorias y perspectivas (1971), El Partido Comunista y la reforma política (1977), Crisis política y alternativa comunista (1979), además de ser coordinador y coautor de Historia del comunismo en México (1985), así como una centena de artículos desperdigados en revistas políticas y periódicos partidarios o de circulación nacional.   

Consciente de la importancia de preservar en general la memoria histórica de los movimientos sociales y partidos de la izquierda mexicana e internacional, Arnoldo Martínez Verdugo creó el 11 de febrero de 1983 el Centro de Estudios del Movimiento Obrero y Socialista (CEMOS). El principal propósito del nuevo centro, según declaró en su inauguración, era “contribuir a la investigación y el debate de la historia y el curso actual del que ha sido uno de los motores principales de la historia nacional durante más de un siglo: el movimiento obrero, y que hoy está llamado a ejercer un influjo más decisivo que nunca en el rumbo del país” (Arnoldo Martínez Verdugo, 1983, p. 2). Fiel a esta intención, ahí resguardó la documentación oficial y las publicaciones del PCM, así como de otras agrupaciones políticas, a lo cual se agregaría dos meses después la aparición del boletín Memoria, posteriormente convertido en revista, que serviría como medio de expresión y discusión de las izquierdas que habían modernizado su programa y pretendían intervenir en las distintas coyunturas políticas.

Tanto el CEMOS como Memoria estuvieron atravesadas por tres ejes de estudio registrados en el plan de trabajo de 1983, aparecido en el primer número del boletín: a) una historia general del movimiento obrero mexicano, b) una historia del Partido Comunista Mexicano, y c) una investigación sobre la izquierda en la historia de México (CEMOS, 1983, p. 18). Esos ejes tomaron forma en la organización de seminarios y discusiones, ediciones y publicaciones de documentos o ensayos. Cien números después, en el balance crítico que hace de Memoria Arnoldo Martínez Verdugo, explica que el medio de expresión del Centro cambió tanto en su forma como en su contenido: a partir del número treinta el boletín se convirtió en revista, con la finalidad de llegar a un público más amplio y abarcar temas culturales y políticos, los cuales eventualmente eclipsarían los tópicos históricos, aunque estos sin desaparecer por completo (Martínez Verdugo, Arnoldo, 1997, p. 58).

Como lo exhibe la creación del CEMOS, Memoria y el título de sus obras personales, Arnoldo Martínez Verdugo enfocó sus esfuerzos analíticos en comprender la historia del comunismo en México. La razón principal de esto fue política. Consideraba que para superar la crisis en la que la dirección de Dionisio Encina (1940-1959) había hundido al PCM, era fundamental realizar una lectura autocrítica del movimiento comunista para enderezar el rumbo del partido. La irrelevancia política del PCM por dos décadas (debido al alineamiento acrítico al cardenismo y, posteriormente, a la ideología de la Revolución Mexicana del PRM y, sobre todo del PRI, lo que desembocó en la pérdida de influencia en el movimiento obrero), los movimientos sindicales de 1958-1958 (maestros, ferrocarrileros, petroleros, huleros), y campesinos que cobraban mayor fuerza, además de la Revolución Cubana (con su bandera antiimperialista y de liberación nacional) obligaban a replantear las herramientas de análisis y acción política.

Con base en este contexto, durante la década de los sesenta y setenta, la generación de militantes comandada por Arnoldo Martínez Verdugo transformó las coordenadas del comunismo mexicano. En primer lugar, al rechazar adoptar esquemas generales e insistir en la necesidad de articular el marxismo, entendida como una ideología con pretensiones universales, con que cada partido atendiera su contexto particular, es decir, buscar su “aplicación concreta, específica, nacional” (Martínez Verdugo, Arnoldo, 2020c, p. 747). Por tal motivo, el programa del XIV Congreso de 1963 ―que supuso una renovación programática de la izquierda mexicano que sólo sería superada por el XIX Congreso de 1981― planteaba la nacionalización del capital extranjero en todas las ramas industriales y la eliminación de la gran propiedad de la tierra, el establecimiento de libertades democráticas, la expropiación de los grandes monopolios industriales, la banca y el comercio, así como el reemplazo del gobierno por una coalición de carácter antiimperialista, antioligárquica y socialista (Martínez Verdugo, Arnoldo, 2020c, p. 752).

En concordancia con esto y atendiendo las particularidades de la historia mexicana y las condiciones políticas, en segundo lugar, evaluaban que México no se encontraba todavía en la faceta de crear el socialismo, sino de desarrollar la democracia. El antiguo dilema entre reforma y revolución debía sustituirse por una conjunción: “socialismo con democracia” ―como se llamó la entrevista hecha por Jaime Leroux y Octavio Moreno al dirigente comunista (2023) ―, donde lograr lo segundo allanaría el camino para lo primero. A partir de entonces, la democracia era presentada “como medio, fin, herramienta y sentido común”. (Ortega, Jaime, 2023, p. 132). No sería azaroso que el lema de su campaña presidencial de 1982 adoptara el nombre «la Marcha por la Democracia». ¿Pero cuál tipo de democracia?

Si bien consideraba que la revolución mexicana había sido una revolución burguesa, en ella detecta otra vertiente que llamó «democracia revolucionaria», defendida por personajes como Felipe Carrillo Puerto, Francisco J. Múgica, Adalberto Tejeda (dos veces gobernador de Veracruz), Ramón P. de Negri, José Guadalupe Zuno, Lázaro Cárdenas, Narciso Bassols, Heriberto Jara, Ignacio García Téllez, Gilberto Bosques y Luis Mora y Tovar y Manlio Fabio Altamirano (Martínez Verdugo, Arnoldo, 2023). De lo que se trataba era de reactivar esa democracia revolucionaria heredada por el comunismo mexicano y articulada con un ideario universal, que asumía al pueblo como actor central para conformar un nuevo gobierno y sistema político, donde fuera democratizado el conjunto del aparato del Estado: Poder Ejecutivo, Poder Legislativo, Poder Judicial, el municipio, los medios de comunicación, las policías y el ejército. Sólo así sería posible garantizar la libertad sindical, la libertad campesina, la libertad electoral, la libertad de afiliación política y la libertad de expresión (Martínez Verdugo, Arnoldo, 2020a, pp. 388, 466-468)

Esta democracia revolucionaria defendida por Arnoldo Martínez Verdugo se tradujo en varias aristas. Desde la Secretaría general del PCM, por ejemplo, se opuso al sectarismo y fomentó la unidad de las izquierdas, como quedó demostrado con su participación en el Movimiento de Liberación Nacional y la conformación del Frente Electoral del Pueblo en 1964, la Coalición de Izquierda en el Congreso de 1979, con el nacimiento del PSUM, después del PMS y, finalmente, del PRD.

¿Cómo lograr esa democratización? Por medio de la modificación de la constitución, ejercicio y transmisión del poder, es decir, a través de una socialización del poder:

Que sea la población la que decida si hay que pavimentar calles, y cuáles. Si hay que introducir drenaje, y dónde. Si hace falta el agua, y dónde hay que introducirla primero. Que la gente decida sobre las atribuciones de la política y se encargue directamente de vigilar su comportamiento. Que todas las autoridades municipales, empezando por el alcalde y llegando hasta el policía, rindan cuentas públicas de su actuación y expliquen cómo se realizó el manejo de los fondos municipales, aunque éstos sean muy escasos (Martínez Verdugo, Arnoldo, 2020a, p. 476).

La democracia revolucionaria involucraba a los indígenas, las mujeres, los religiosos y el ejército. La premisa básica es que en una democracia real no puede haber ciudadanos de excepción, por lo cual se volvía indispensable procurar derechos para todos estos sectores. En el caso de las mujeres, cabe recordar que Arnoldo Martínez Verdugo fue de los legisladores del PCM que recogió la propuesta para despenalizar el aborto voluntario, elaborada por el Frente Nacional de Lucha por la Liberación y los Derechos de las Mujeres, y la presentaron en 1979 por primera vez en México como proyecto de reforma (Lamas, Marta, 2023). Durante su campaña tres años después recuperó esta demanda y planteó la necesidad de una ley sobre maternidad voluntaria.

La libertad religiosa igualmente debía ser garantizada. Criticaba que sectores eclesiásticos y autoridades pretendían dividir a los marxistas de los trabajadores ―en su mayoría religiosos―, omitiendo que los perseguidores reales de los católicos habían sido el grupo gobernante y no los comunistas. Estos debían aprender a distinguir a los católicos que luchaban contra la explotación del capital y generar alianzas con ellos: “la inicial colaboración entre católicos y comunistas, entre católicos y demócratas revolucionarios, prueba que no existen impedimentos reales para marchar juntos hacia la prefiguración y luego a la realización de una sociedad nueva en la que el sueño secular de todos los oprimidos, la igualdad y la libertad del hombre, se conviertan en realidad” (Martínez Verdugo, Arnoldo, 2020b, p. 177)

Tampoco se puede pasar por alto a las fuerzas armadas. Si bien originarias de un proceso revolucionario, poco a poco fueron maniatadas por el poder explotador y terminaron apuntando contra el pueblo del que eran una derivación. Sin embargo, la lucha por la democratización supone la defensa de sus derechos laborales y políticos, así como de su formación política:

[…] sabemos que el ejército también está integrado por hombres del pueblo, por hombres que también sufren la opresión y la explotación, y a veces la sufren de manera más aguda por el tipo de disciplina que en muchas ocasiones se les impone; y como parte de este pueblo nosotros también defenderemos sus derechos. Consideramos que necesitan democracia, que necesitan mejores salarios, que necesitan una legislación que les permita defender sus propios derechos e intereses. No vamos a adoptar la posición de confundir a los soldados con quienes dirigen esta institución represiva (Martínez Verdugo, Arnoldo, 2020a, p. 540).

La trayectoria política e intelectual de Arnoldo Martínez Verdugo, como queda de manifiesto, representó la renovación de las izquierdas en México, tanto por los temas planteados como por las cuestiones tácticas y estratégicas. Propugnó por la necesidad de articular el marxismo con las condiciones concretas del país, la oposición al sectarismo y la promoción de la unidad de las izquierdas, la incorporación de la democracia como forma de alcanzar el contenido socialista, la reivindicación de una democracia revolucionaria que supusiera la ampliación de derechos sociales a todos aquellos sectores que les habían sido negados y la reconfiguración del aparato del Estado y los espacios de decisión para que respondan a las necesidades del pueblo. Aún queda pendiente la elaboración de una biografía del dirigente comunista (Pacheco, Víctor Hugo, 2023) y que la historiografía reconozca el impacto de Arnoldo Martínez Verdugo en las izquierdas de la segunda mitad del siglo XX, así como la influencia que ejerció sobre el movimiento que en México encabeza el proceso de transformación política contemporáneo, donde muchos cuadros que lo siguieron le imprimen hoy al país socialismo con democracia.

 

Bibliografía

CEMOS. (1983). CEMOS. Plan de trabajo para 1983. Memoria, (1), 15.

Lamas, Marta. (2023). Recuerdo de Arnoldo. En Víctor Hugo Pacheco Chávez (comp.), Arnoldo Martínez Verdugo: un comunista a la conquista del futuro (pp. 73-84). México: Centro de Estudios del Movimiento Obrero y Socialista.

Leroux, Jaime y Octavio Moreno. (2023). Socialismo con democracia. Entrevista a Arnoldo Martínez Verdugo. En Víctor Hugo Pacheco Chávez (comp.), Arnoldo Martínez Verdugo: un comunista a la conquista del futuro (pp. 51-69). México: Centro de Estudios del Movimiento Obrero y Socialista.

Martínez Verdugo, Arnoldo. (1983). CEMOS, un aporte para el movimiento obrero de hoy. Memoria, (1), 1-2.

Martínez Verdugo, Arnoldo. (1997). Memoria de los primeros 100. Memoria, (102), 50-59.

Martínez Verdugo, Arnoldo. (2020a). En campaña: abrir camino a la democracia. El proyecto socialista. Selección de discursos de la Marcha por la Democracia. Diciembre de 1981-junio de 1982. En Elvira Concheiro (comp.), Arnoldo Martínez Verdugo. Obra de un dirigente comunista (pp. 385-586). México: Ediciones Akal México, Secretaría de Cultura, INEHRM, Secretaría de Educación Pública, Centro de Estudios del Movimiento Obrero y Socialista.

Martínez Verdugo, Arnoldo. (2020b). La carta del obispo frente a los mitos oficiales. En Elvira Concheiro (comp.), Arnoldo Martínez Verdugo. Obra de un dirigente comunista (pp. 174-177). México: Ediciones Akal México, Secretaría de Cultura, INEHRM, Secretaría de Educación Pública, Centro de Estudios del Movimiento Obrero y Socialista.

Martínez Verdugo, Arnoldo. (2020c). Partido Comunista. Trayectoria y perspectivas. En Elvira Concheiro (comp.), Arnoldo Martínez Verdugo. Obra de un dirigente comunista (pp. 706-777). México: Ediciones Akal México, Secretaría de Cultura, INEHRM, Secretaría de Educación Pública, Centro de Estudios del Movimiento Obrero y Socialista.

Martínez Verdugo, Arnoldo. (2023). Comunistas de los años veinte. En Víctor Hugo Pacheco Chávez (comp.), Arnoldo Martínez Verdugo: un comunista a la conquista del futuro (pp. 21-22). México: Centro de Estudios del Movimiento Obrero y Socialista.

Ortega, Jaime. (2023). El estratega. En Víctor Hugo Pacheco Chávez (comp.), Arnoldo Martínez Verdugo: un comunista a la conquista del futuro (pp. 123-133). México: Centro de Estudios del Movimiento Obrero y Socialista.

Pacheco Chávez, Víctor Hugo. (2023). Presentación. En Víctor Hugo Pacheco Chávez (comp.), Arnoldo Martínez Verdugo: un comunista a la conquista del futuro (pp. 13-17). México: Centro de Estudios del Movimiento Obrero y Socialista.