Silva, Ludovico

Sandro Brito

Ludovico Silva, bautizado realmente como Luis José, fue un poeta, crítico literario y filósofo venezolano reconocido como uno de los intelectuales más importantes de su país durante la segunda mitad del siglo XX, y también, como una relevante figura de la historia del pensamiento marxista latinoamericano. Su contribución teórica más destacada radica sin duda en su esfuerzo por aclarar el significado y la importancia que tienen los conceptos de alienación e ideología en el pensamiento y la obra de Marx.

Nacido en Caracas el 16 de febrero de 1937, Ludovico fue el quinto y último hijo de una familia de clase media de la que también destacaron como figuras del mundo intelectual venezolano dos de sus hermanos: el sociólogo José Agustín Silva Michelena y el economista Héctor Silva Michelena. A muy corta edad comenzó a cultivar su gusto por la literatura, la poesía y la filosofía, encontrando rápidamente lo que se convertirá en la principal pasión intelectual de su vida: la poesía. Y con ella, el arte de escribir, sea en prosa o en verso. Así pues, más allá de la importancia de su trabajo como teórico marxista, no perdamos de vista que Ludovico se reconoció a sí mismo siempre y ante todo como un poeta, aunque sin dejar de asumir la “dualidad profunda” de su vida intelectual “dividida entre un ensayista y un poeta” (Silva, 2012, p.63). Ludovico no fue nunca un marxista ortodoxo y su formación como marxista la inició algo tardíamente, llegando a reconocer como cosa harto extraña que un poeta hablase de marxismo, “algo así como Prometeo enfrentándose a los buitres del Cáucaso”. (Silva,  2007, p. 208). 

En 1954, hacia el segundo año de gobierno de la dictadura de Pérez Jimenez y habiendo terminado su educación preparatoria, Ludovico obtiene una beca para viajar a Europa, donde comienza algunos estudios universitarios y vive hasta 1960. Primero en Madrid —ahí sus compañeros y amigos lo rebautizan como Ludovico en honor al poeta del renacimiento italiano Ludovico Ariosto—, para después pasar una temporada en París y otra en Friburgo, Alemania, donde comienza a aprender el alemán. Durante esta estancia en Europa asistió a diversos cursos de literatura, filología y filosofía, lo que le permitió cimentar una sólida formación como poeta y hombre de letras.  En 1960, dos años después de la caída de la dictadura de Pérez Jiménez, y en los albores de un nuevo periodo de la vida política venezolana sellado por la consolidación de una democracia bipartidista, Ludovico regresó a vivir a Caracas. Durante casi toda esa década se desarrolló en el mundo literario y cultural caraqueño de múltiples formas. Incursiona en la radio, escribe en revistas y periódicos, publica sus primeros poemarios: Tenebra (1964) y Boom!! (1966), y ocupa algunos cargos en instituciones culturales, entre los que destaca el de director del Ateneo de Caracas. Ahí conoce a Juan David García Bacca, figura clave de la filosofía venezolana del Siglo XX que se convertirá en su maestro en cuestiones filosóficas.

Es hasta hasta finales de los sesenta, en 1968, a sus casi 31 años, y siendo ya una figura intelectual en ascenso que decide ingresar a estudiar filosofía en la Universidad Central de Venezuela —de donde se graduará en 1972—. A partir de entonces su desarrollo intelectual dará un giro radical pues comienza a adentrarse desde un mirador filosófico en el estudio riguroso del pensamiento de Marx y de varias corrientes del marxismo (así como en la filosofía clásica griega y en algunas corrientes filosóficas modernas). Es en la década de 1970  que comienza a publicar sus primeros ensayos de carácter marxista, los cuales le traerán rápidamente cierto reconocimiento en el ámbito universitario latinoamericano. 

Ludovico forja su propia lectura del corpus marxiano y de algunas de las principales corrientes del marxismo de su época influido por el ambiente cultural de la UCV, por sus profesores y por el intercambio intelectual con su maestro y amigo Bacca, quien desde inicios de los sesenta había emprendido una interpretación filosófica y anti-dogmática de Marx. Junto a la influencia de Bacca, en la conformación de la lectura que Ludovico hizo de Marx fue central el diálogo crítico que mantuvo con una generación excepcional de filósofos acogidos por la UCV. En particular con Federico Riu, Juan Nuño y José Rafael Núñez Tenorio, quienes, por entonces, también se encontraban elaborando sus propias lecturas de Marx y de la tradición marxista. 

Así pues, fue hasta finales de los sesenta que Ludovico comenzó a descubrir más allá de las lecturas manualescas que predominaban en el ámbito político e universitario (que luego se encargará de criticar puntualmente en el Anti-manual para uso de Marxistas, marxólogos y marxianos) la relevancia y profundidad teórica de Marx. Desde entonces y hasta su muerte, en 1988, dedicó gran parte de su vida —sin abandonar ni su producción poética, ni sus ensayos de crítica literaria y cultural— al estudio de su obra, la de Engels y la de algunos de los principales representantes del marxismo occidental entonces en boga (no solo a través de sus publicaciones, sino también en sus clases como profesor de la UCV, donde impartió cátedra intermitentemente desde finales de los sesenta). Sobre estos últimos cabe señalar la influencia que ejercieron en su pensamiento autores como Ernest Mandel, Maximiliem Rubel, Jean-Paul Sartre, Theodor Adorno y Herbert Marcuse, así como la relación crítica y polémica que sostuvo con la obra de Althusser y de Lenin. 

La década de 1970 fue sin duda su etapa más productiva como marxista —aunque La alienación como sistema, uno de sus trabajos más relevantes se publica hasta los ochenta—. Apenas a fines de los sesenta se adentraba en la lectura de La ideología alemana, obra fundamental para su interpretación del corpus marxiano, así como en los Manuscritos económicos filosóficos; de ahí avanzará rápidamente a desarrollar su lectura de El capital y de los Grundrisse, en todos los casos cotejando entre el original alemán y las traducciones al español. En 1970 Ludovico publica La plusvalía ideológica, su primer ensayo sobre teoría marxista y uno de sus trabajos más importantes. En él desarrolla un estudio teórico-histórico que busca sentar las bases de una teoría general de la ideología de carácter marxista y aunado  trata de desarrollar la crítica de la ideología de su tiempo elaborando el concepto de plusvalía ideológica. 

La plusvalía ideológica comienza así esclareciendo el sentido predominante que posee el concepto de ideología en la obra de Marx y Engels, a saber, un sentido crítico y negativo sustentado en el concepto de alienación. De acuerdo con lo que muestra Ludovico, para Marx la ideología refiere fundamentalmente a un “campo de acción mental” encargado de preservar los intereses y valores de la clase opresora mediante la inversión ideal de la realidad (una alienación ideal de la alienación real). Un campo compuesto por ideas y discursos que no obstante sus pretensiones de racionalidad se conforman en oposición al horizonte del conocimiento científico. Buscando ahondar en esa comprensión crítica recoge algunas reflexiones de diversos representantes del marxismo occidental (Althusser, Lefebvre, Marcuse, Adorno), así como algunas aproximaciones no marxistas, en particular las de Nietzsche y Ortega y Gasset. Ludovico fue uno de los primeros marxistas latinoamericanos en analizar sistemáticamente cuál era el sentido y el lugar del concepto de ideología en el pensamiento de Marx, y en demostrar y defender su carácter eminentemente crítico frente al sentido neutral que se había impuesto como dominante entre los marxistas a raíz de su utilización y popularización por parte de Lenin y después por el marxismo-leninismo. 

Como decíamos, Ludovico acuña además el concepto analógico de plusvalía ideológica tratando de cimentar las bases para una comprensión sociológica y psicológica marxista —incorpora, por ejemplo, una lectura de Freud y de su noción de preconsciente y destaca la importancia de la industria cultural en el proceso de producción y distribución de ideología— de las formas en las que operaba el dominio ideológico a mediados del siglo XX. A la extracción de plusvalía que sucede en el proceso de trabajo propiamente capitalista, sostiene, le corresponde un proceso de producción y “extracción” de conciencia —transmutada en conciencia ideológica—; la extracción de un “trabajo psíquico” que tiene lugar principalmente durante el tiempo libre. Así, en el capitalismo se extraería de la psique de los seres humanos una “plusvalía ideológica” que se traduciría en una forma de esclavitud consciente-inconsciente al sistema. En este sentido, la ideología no sería únicamente la justificación discursiva del mundo, sino también una explotación psíquica operando fundamentalmente a nivel preconsciente. 

Para Ludovico, es sobre todo mediante la industria cultural y sus medios de comunicación y publicidad —así como mediante los sistemas de educación— que se produce esa plusvalía ideológica, en tanto conjunto de ideas que legitiman y refuerzan la reproducción social capitalista, o como dice, en tanto “sistema de valores y representaciones que tienden a preservar la estructura social existente y que presionan al individuo y a la sociedad desde su preconciencia” (Ludovico, 2011, p. 86), erigiéndose en una fuente irracional de lealtad hacia el sistema de opresión. En otros trabajos desarrollará el estudio empírico de la plusvalía ideológica, acercándose al terreno de las investigaciones de las ciencias sociales sobre el carácter y papel de los medios de comunicación en el subdesarrollo latinoamericano. En Teoría y práctica de la ideología (1971), por ejemplo, elabora una crítica de la ideología presente en los medios de comunicación del subdesarrollo dando cuenta del papel de la televisión en la producción de plusvalía ideológica y analizando el modo en el que la industria de los cómics producía y difundía ideología.

En 1971 la editorial Siglo XXI le publica en México El estilo literario de Marx, sin duda su trabajo más original, aún hoy día considerado como uno de los más importantes estudios lingüísticos sobre Marx. En este breve ensayo, traducido en su momento al italiano y al portugués, y recientemente al inglés, ofrece una aproximación hasta cierto punto novedosa a la obra de Marx al concentrarse en el análisis de los rasgos de su estilo literario y de sus “módulos estilísticos”: en la arquitectónica de su ciencia, en la forma de su expresión dialéctica, en su espíritu concreto y polémico, en la función de sus grandes analogías y metáforas, etc. 

Resultan esclarecedoras, por ejemplo, las reflexiones que desarrolla en este ensayo sobre el sentido y lugar que tiene la famosa analogía de la base-superestructura en el discurso de Marx, y sobre la metáfora concomitante según la cual la última sería un “reflejo” de la primera. Para Ludovico no debe perderse de vista que estos planteamientos de Marx no son más que “apoyaturas expresivas” de su ciencia crítica, que en ella no existe algo así como una teoría de la base y la superestructura, sino que esta es solo una analogía, que da pie a algunas metáforas con las que Marx busca dar cuenta de un resultado de años de investigación: el modo de producir la vida material condiciona la vida social en general. Por ende, critica los abusos a los que habían sido sometidas por algunos marxistas que pretendieron —y pretenden— encontrar en ellas el núcleo de una explicación científica sobre la ideología. En cuanto a la metáfora del reflejo insistirá en los riesgos mecanicistas que conlleva y en lo poco que fue usada por Marx, mientras que “en innumerables ocasiones nos habla de la teoría de la ideología como expresión (Ausdruck) de las relaciones materiales” (Silva, 1971, p. 80), por lo que preferirá abogar por el abandono de la idea del reflejo y desarrollará una argumentación teórica en favor del concepto de expresión.

Para 1975 se publica en Venezuela el Anti-manual..., donde elabora una crítica a los manuales marxistas de la época y sus lecturas ortodoxas y hasta cierto punto dogmáticas de Marx. Manuales que más que invitar a la lectura atenta de su obra deformaban sus contribuciones haciendo pasar por marxismo una entelequia teórica que nada tenía que ver con Marx. El Anti-manual desarrolla así una revisión crítica de la concepción manualesca de conceptos asociados al aparato teórico marxista como los de modo de producción, dialéctica, alienación, ideología. Hay que decir aquí que Ludovico imprimió constantemente a su discurso una impronta latinoamericanista, antieurocentrista y polémica con la que confrontó constantemente a la ortodoxia marxista y defendió la posibilidad producir conocimiento original y universal desde cualquier coordenada de la modernidad capitalista. 

Para la década de los ochenta, además de continuar con sus investigaciones sobre teoría marxista, se dedica a sus columnas, a investigar sobre temas de sociología de la cultura, a su obra poética y a la crítica poética. En 1983, publica La alienación como sistema: la teoría de la alienación en la obra de Marx. A decir de Ludovico, una “biografía intelectual de Marx” —en el espíritu de Karl Marx. Ensayo de biografía intelectual, de Rubel—, “pero vista al través del lente de la teoría de la alienación” (Silva, 1983, p. 9). Un rastreo de la presencia y la importancia del concepto de alienación, desde los Manuscritos hasta las Teorías sobre la plusvalía. Empresa a su juicio necesaria pues en el debate marxista de entonces predominaban una serie de concepciones erróneas sobre el lugar que poseería este concepto en el pensamiento de Marx. Por lo que a él constaba, salvo excepciones como las de Mandel o Rosdolsky, la mayoría de los marxistas concebía el tema de la alienación ceñido a los escritos de juventud de Marx, desdibujándose así la centralidad que en realidad tiene en su pensamiento. Como nos muestra en este trabajo, el concepto de alienación comenzó siendo en Marx una metáfora ética y se convirtió progresivamente en explicación sobre el modo en que se despliega el metabolismo sociedad-naturaleza de la modernidad capitalista, y en ese sentido, resulta central para  su crítica de la economía política. 

En 1988, cinco años después de la publicación de La alienación como sistema, Ludovico encuentra la muerte de manera temprana, a consecuencia del alcoholismo que llevaba padeciendo algunos años. Si bien su obra no está exenta de problemas, contradicciones y limitaciones —por ejemplo, algo de lo que no hablamos: la polémica y espinosa influencia en su pensamiento de cierto cientificismo vía Althusser y el positivismo lógico para afirmar el carácter científico de la obra de Marx—, lo cierto es que es una obra crítica y creativa de cuya lectura y discusión puede beneficiarse en definitiva el pensamiento crítico latinoamericano del siglo XXI.

Referencias

Silva, Ludovico. Belleza y Revolución, Venezuela, Fondo editorial Fundarte, 2012. 

Silva, Ludovico. Letra y Pólvora, Venezuela, Alcaldía Mayor Caracas, 2007.

Silva, Ludovico. Teoría y práctica de la ideología, México, Editorial nuestro Tiempo, 1971(b).

Trabajos  significativos del autor

Silva, Ludovico.  La plusvalía ideológica, Venezuela, Fondo editorial Fundarte, 2011.

Silva, Ludovico. El estilo literario de Marx, México, Siglo XXI, 1971.

Silva, Ludovico. Anti-manual para uso de marxistas, marxólogos y marxianos. Venezuela, Monte Avila, 1975.

Silva, Ludovico. Belleza y revolución, Venezuela, Fundarte, 2011.

Silva, Ludovico. La alienación como sistema: teoría de la alienación en la obra de Marx. Venezuela, Alfadil Ediciones, 1983.