Palos de la crítica (México, 1980-1983)
Palos fue un revista marxista crítica y heterodoxa de fugaz existencia concebida como un espacio para la crítica teórica-política-cultural. Publicada trimestralmente en México —como una coedición de la UNAM, la ENAH y la Escuela de filosofía de la Universidad de Michoacán— entre 1980-1981, y con un último número en 1983, difundió corrientes del pensamiento crítico marxista distinguidas por su antiautoritarismo y heterodoxia —para entonces bastante esotéricas en México—, pero también, en sus páginas se publicaron textos breves de algunos de los principales escritores y filósofos del siglo XX, así como diversos ensayos de escritores e investigadores mexicanos, obra gráfica, y otro tipo de intervenciones.
Palos introdujo en los medios marxistas de México autores o textos desconocidos o poco conocidos, la mayoría de ellos asociados al marxismo de la escuela de Frankfurt, publicó intervenciones de marxistas críticos mexicanos y de investigadores radicados en México e influidos por el marxismo. Y al mismo tiempo practicó un marxismo abierto a la reflexión crítica sobre la filosofía y la literatura de su tiempo, presentando textos de y sobre figuras clave del pensamiento teórico-filosófico y de la literatura del siglo XX. En sus páginas dio espacio además al análisis de las coyunturas políticas de aquellos años, a la obra gráfica de diversos artistas, al ensayo creativo y, ocasionalmente, al cuento, la poesía y la denuncia política. Así, en las páginas de Palos desfilaron textos de Max Horkheimer, Theodor Adorno, Ernst Bloch, Rudi Dutschke, Antonio Negri, pero también, de Heidegger y de Bataille, de escritores como Joyce, Kafka, Kundera y Musil, y junto a ellos, de autores mexicanos como Jorge Juanes, Bolívar Echeverría, Guy Rozat, Raquel Serur, etc.
Palos tuvo tan solo cinco números (en cuatro entregas): Palos 1, Palos 2-3, Palos 4 ½ y Palos 5. Esta forma de enumerarlos nos habla ya de su espíritu vanguardista, lo mismo que su diseño: portada blanda en color cartón, con diseño gráfico a color impreso en serigrafía —cabe mencionar que su diseño así como su espíritu de integración de lo teórico, artístico y cultural recuerdan a otra revista marxista mexicana surgida en 1982 y de mayor alcance y difusión: El Buscón—. Su nombre da cuenta igualmente de su impronta: Palos de la crítica, haciendo explícita su vocación hacia la crítica radical de todo lo existente, a la pretensión de encarnar la obstinada furia por destruirlo todo, de apalear “los cráneos, las reglas, las órdenes, los ministerios [...] los cuerpos y sus almas”, como dice el texto introductorio/manifiesto con el que abre el primer número —y al que acudimos en esta recensión—. Pero también, más concretamente, Palos como homenaje-guiño desde inicios de los ochenta a Anschlag, mítica revista radical antiautoritaria de la primera mitad de los sesenta animada por Rudi Dutschke, Bernd Rabhel, Dieter Kuzelmann, entre otros.
Esa última referencia nos habla a su vez de la influencia de una de las voces del grupo de trabajo fundador de Palos: la de Bolívar Echeverría, quien estudió durante los sesenta en la Universidad libre de Berlín, donde tuvo la oportunidad de formar parte del redescubrimiento generacional de las corrientes radicales del marxismo que se daba entonces en Alemania, y donde conoció y trabó amistad con Dutschke y con otros estudiantes que a la postre tendrán un papel central en el 68 berlinés. Además de formar parte del grupo responsable de la edición del primer número, Echeverría contribuyó con un texto-entrevista y con una traducción. Las dos principales figuras marxistas animadoras de Palos fueron sin duda él y Juanes, otro importante lector crítico y antiautoritario de Marx y la tradición marxista —formado con Adolfo Sánchez Vázquez—. Juanes fue de hecho parte del grupo responsable de la edición de Palos durante toda su existencia y uno de sus más asiduos colaboradores. Entre el resto de editores de esta revista cabe mencionar a Raquel Serur, Guy Rozat —también muy activo en las páginas de Palos—, Márgara Millán, Manuel Lavaniegos y Rafael Segovia. Además, la revista consigna como parte del consejo editorial a figuras como Henri Lefebvre, Paul Mattick Jr., Leon Rozitchner, Luis Corral, entre otros.
El marxismo que encarnó Palos fue como hemos dicho un marxismo crítico y heterodoxo, pero también “menor” —en el sentido de que se sabía minoría dentro del marxismo mexicano y en el sentido de la irrelevancia aparente de sus intereses—. Como declaran las y los editores de Palos en el texto introductorio de su primer número, la revista buscaba poner el acento en una reflexión antiprogramática, inmersa en la intersección entre la vida cotidiana, la lucha de clases y el anticapitalismo. En aquellos momentos “considerados tradicionalmente por los revolucionarios (del "momento histórico" y de la "correlación de fuerzas" para la "toma del poder") como secundarios, marginales, abordables solo después de la conquista del poder y de la consolidación del "nuevo Estado"”. Son estos los momentos impostergables para Palos. “Su consideración estratégica es inminente", señalaban. “Representan la sustancia de una auténtica posibilidad revolucionaria anticapitalista y antiautoritaria; porque sin un sujeto bien despierto y en marcha, hasta las "condiciones objetivas" más incendiarias se vuelven cenizas” (Palos 1, 1980, p.1-2).
Palos buscaba así reivindicar no sólo la crítica al capital y su poder, a la nación y a la autoridad, a la familia y al “padre general que es el dinero”, sino también encarnar la crítica al socialismo entonces existente y a toda forma de poder. Se posicionaba contra las dictaduras, pero también contra la democracia burguesa, contra las burocracias autoritarias pero también contra el social reformismo, contra las jerarquías y contra las relaciones autoritarias, “porque si estamos con la clase obrera revolucionaria, también estamos por la abolición de toda división del trabajo.” (Palos 1, p.2). Aunado a esto, y teniendo muy en claro lo marginal de tal radicalidad dentro de la izquierda mexicana de los ochenta, las y los animadores de Palos aspiraban a “conmover al marxismo, la forma dominante de sus comportamientos prácticos, de sus discursos, de sus instituciones, de sus actitudes, de su sensibilidad; poner en crisis su intimidad” (Palos 1, p. 3) En consonancia con esta disposición a la crítica radical, a atravesar a contrapelo los problemas y a reivindicar la importancia de lo cotidiano, su aproximación al estudio de México se guiará buscando el rescate de las “pequeñeces de nuestra historia pasada y presente, testimonios, documentos, obras de escritores y artistas sin mandato, trabajos que cuestionan las premisas de la historia oficial del consenso del complejo sistema de la misti-mixti-mitificación autóctona, sus variadas puestas en escena” (Palos 1, p. 5)
Si bien Palos no demarcó explícitamente todas sus secciones se dibujan claramente algunos contornos de su estructuración editorial, del tipo de debates en los que intervino y del tipo de material que privilegiaba difundir. Como ya hemos señalado, se publicaron textos claramente situados en el ámbito de la discusión teórica marxista, tanto de marxistas europeos como de marxistas mexicanos. De los primeros, ensayos en su mayoría inéditos en español, y a su vez fundamentales pero pasados por alto, o bien, ejemplares de otras formas de leer a Marx o de escribir desde el marxismo. En conjunto, como hemos dicho, textos provenientes de corrientes por entonces poco estudiadas en México que daban cuenta de otras formas de marxismo: de la profundidad y radicalidad de la izquierda alemana de los sesenta, del trabajo de Bloch, del marxismo autonomista italiano, pero también, de las lecturas críticas que se conformaban en México en una época en la que el fracaso del socialismo real era evidente y su caída inminente.
En el primer número, por ejemplo, se presentan tres textos destacables en esta veta. Se publica por vez primera en español, traducido del alemán por Echeverría, El estado autoritario, importante texto de Horkheimer publicado en 1940 —considerado una especie de manifiesto político de la escuela de Frankfurt— en el que realiza una disección crítica del proceso de maduración del Estado liberal en capitalismo de Estado. En segunda se publica la investigación del hoy desconocido marxólogo suizo Joshua Scholomo a propósito de una supuesta carta inédita y perdida de Marx a Freud que levantó una polémica hoy en día olvidada. Esta carta acompaña al ensayo, junto a otra carta también inédita en español de Marx a Engels. En tercera, se publica “Cuestionario sobre lo político” texto-entrevista de Echeverría que formará parte posteriormente de su libro El discurso crítico de Marx. Echeverría muestra ahí que, contrariamente a lo que plantean las lecturas dominantes, a la crítica de la economía política de Marx le es inmanente una reflexión profunda sobre lo político, ostensible en su comprensión del proceso de reproducción social y en su análisis crítico de la forma propiamente capitalista y enajenada de la reproducción social, el cual revela la cosificación de lo político en la sociedad burguesa.
En el número 2 de Palos se publica otro inédito en español: “Sobre los escritos del socialismo revolucionario desde K. Marx hasta la actualidad” (1966) de Dutschke. Una aguda síntesis de algunas de las principales fuentes y bibliografía del socialismo revolucionario disponible hasta ese momento en Alemania, con la cual se propone “destacar los puntos esenciales de la génesis, el desarrollo, de la recepción y de las versiones ulteriores de la teoría marxista, en la historia de sus textos” (Palos 2-3, 1981, p. 163). Y esto orientado por la convicción de que una apropiación crítica de la teoría marxista que pueda aportar al desarrollo de la conciencia y de la acción comunista “solo es posible mediante la superación de la historia política del marxismo”. Este texto nos da una muestra tanto de la profundidad alcanzada por la mirada teórica de Dutschke como de su compromiso para rescatar la teoría revolucionaria y volver a Marx.
Por otro lado, en sus páginas aparecieron ensayos sobre diversas temáticas políticas, filosóficas, culturales, literarias e históricas, que si bien no necesariamente partían explícitamente de un aparato teórico marxista o incluso formaban parte de matrices teóricas opuestas al marxismo, expresaban posturas críticas hacia la modernidad capitalista. Así, se difundieron ensayos en los que se exploraba la historia profunda de México, como el de Guy Rozat, aparecido en el número 2 de la revista, en el que a propósito de una excomunión contra Miguel Hidalgo reflexiona sobre el vínculo entre la excomunión, su origen, su riqueza simbólica y las luchas por el poder, o como el de Fernando Nuñez sobre la Malinche, en el número 5. Ensayos de crítica literaria, como el de Raquel Serur, publicado en el primer número de la revista, sobre un personaje de Below, una carta de Kafka y la cultura judía que los entrelaza. Ensayos de crítica del arte, como el de Juanes sobre Diego Rivera, también publicado en Palos 1, o el breve ensayo de Adorno sobre el surrealismo (acompañado de un fotomontaje) publicado en el número 4 ½, un ejemplo de los textos menores o desconocidos de autores fundamentales publicados en esta revista. En el mismo sentido podemos recordar la publicación de “La voluntad de potencia como arte” de Martin Heidegger, también presentado en el 4 ½ ; o los textos breves de Musil publicados en el número 2.
Como mencionamos, se publicó de igual modo obra gráfica, como la del pintor José Francisco en el número 1, o la de Aceves Navarro en el número 2. Y una especie de suplemento dividido en dos secciones tituladas Palitroques y Palansterio. En estas se expresa el espíritu experimental, jovial e incluso humorístico que también distinguió a la revista. Palitroques fue un espacio en el que las y los editores de Palos dialogaban sarcástica y satíricamente con su contexto político-intelectual, mientras que Palansterio, una sección cultural inspirada en Fourier y sus falansterios, era concebida por la redacción como un espacio “para que se manifiesten y respiren” utopías, raciocinios descabellados y delirios, un espacio dedicado a dar cuenta de locos, utopistas y “otras aves raras”.
Finalmente, en Palos se presentaron también algunos Dossiers. El número 3 en su conjunto, por ejemplo, es un dossier sobre la coyuntura política que se desató a inicios de los ochenta en la entonces República Popular de Polonia, con textos de Rozat, Márgara Millan, Kolakowski, entre otros. El 4 ½ fue un número dedicado a Heidegger y Joyce con un Dossier de crítica de la técnica con ensayos de Juanes —una importante síntesis histórico-teórica del marxismo crítico y sus principales retos teóricos—, Rozat y Alfonso Mendiola. Palos 5, el último número de esta heterodoxa revista de corta existencia se compone de algunos ensayos de crítica del arte y la cultura, el Palitroques y el Palansterio habituales y un dossier sobre Bataille, autor que fascinó a la izquierda mexicana durante los setenta y ochenta, con textos inéditos breves del mismo Bataille, y con comentarios de Kojéve, Alberto Constante, Alfonso Mendiola, etc.